El Paseo Puerta de Tierra, un recorrido de 5.8 kilómetros de largo para peatones y ciclistas, logró una importante transformación de la franja de tierra que bordea la costa atlántica de la Isleta de San Juan. El proyecto es el resultado de un gran esfuerzo colectivo bajo la dirección del arquitecto Segundo Cardona, FAIA de SCF Arquitectos, y la colaboración de Barret Hale Álamo (ingenieros civiles y de transportación) y Berriz y Asociados (paisajismo), entre otros (ver listado de créditos).
El proyecto se ubica justo afuera del sector colonial histórico de la ciudad amurallada de San Juan, cuyas fortificaciones fueron construidas por España durante un lapso de varios siglos y declaradas Patrimonio de la Humanidad por las Naciones Unidas en 1983. El sector de Puerta de Tierra a su vez tiene un gran significado histórico, ya que muchas de las fortificaciones españolas que protegían la ciudad murada fueron construidas aquí. De hecho, el mismo nombre del barrio se refiere a la Puerta de Tierra, ya demolida, que era la única conexión desde la ciudad amurallada hacia el lado de tierra de la Isleta de San Juan.
El nuevo Paseo Puerta de Tierra también rinde homenaje al primer nombre con el que se conoció al Paseo Covadonga, al sur de la Isleta de San Juan, durante el final del siglo XIX. Con esta nueva intervención urbana, el distrito más amplio de la Isleta se une al esfuerzo de muchas ciudades de todo el mundo de promover la coexistencia segura de peatones y ciclistas con los automóviles, reduciendo la predominancia del tráfico vehicular para rescatar espacios que han sido tradicionalmente abandonados a su suerte. Se espera que el proyecto reduzca la emisión de gases de efecto invernadero mediante el aumento de los métodos alternativos de transporte (caminar, andar en bicicleta), una mejor planificación y gestión del transporte público.
El proyecto provee espacios de contemplación y recreación pasiva, pero más importante aún, reconoce la importancia histórica de Puerta de Tierra, realza su atractivo paisaje y promueve la convivencia social. Logra al fin que este espacio se distinga con carácter propio, que se destaque el trayecto entre el Viejo San Juan y Condado, y que el barrio reclame su merecido sitio en la cultura del país.
El Paseo se dedica a las comunidades de este sector, pero ha sido construido con la esperanza de que una a todos los sectores de la sociedad de toda la isla de Puerto Rico, para que sea un lugar de encuentro y de reafirmación del espíritu noble que nos identifica como pueblo.
El concepto del proyecto fue impulsado principalmente por la idea de realinear y consolidar el sistema público de rutas de autobús, moviendo seis rutas dispersas a la calle del Tren, al sur de la Isleta de San Juan. Esto liberó el espacio ocupado ineficientemente por carriles exclusivos de autobuses a lo largo de las avenidas Muñoz Rivera y Constitución. Esta consolidación de rutas logró:
- Mayor confiabilidad y flujo más constante en el sistema de autobuses a lo largo de la calle del Tren, ya que todas las rutas se han consolidado en un solo corredor, proporcionando a los peatones más oportunidades para acceder al autobús en menos tiempo.
- Mejor orientación para encontrar paradas de autobús y mayor seguridad, debido a mejoras en ubicación estratégica de las paradas y mejor iluminación nocturna.
- Al eliminar el carril exclusivo de autobús al norte, se hace disponible espacio adicional para aumentar las áreas verdes, ensanchar aceras y crear el carril exclusivo de bicicletas en esta franja del litoral costero.
Otra necesidad urgente que el proyecto atendió fue el control de erosión del terreno que azotaba al litoral norte en varios puntos a lo largo de la avenida Muñoz Rivera desde hacía varias décadas. El aumento significativo de áreas verdes y enriquecimiento de vegetación a lo largo de todo el proyecto, el uso de pavimento permeable, el fortalecimiento de las bermas y pendientes que conducen a la costa norte y las modificaciones al drenaje pluvial, lograron proteger la costa y sus arrecifes de las fuertes correntías y redujeron la sedimentación.
Como propuesto, el proyecto ya ha iniciado una metamorfosis de la zona. El Paseo ha logrado proveer esparcimiento, recreación pasiva, y contemplación del paisaje, además de seguridad para peatones y ciclistas, separándolos del área de rodaje de los vehículos. A lo largo de toda la franja norte se han creado aceras más anchas, un aumento sustancial en áreas verdes y diversidad de flora urbana. El proyecto ha logrado carriles seguros y exclusivos para bicicletas, grandes plazas con bancos y «racks» de bicicletas, terrazas para observación del paisaje marítimo y su horizonte, mejoras a la iluminación nocturna, y mejoras a las calles, incluyendo estacionamiento. La accesibilidad para todos se ha garantizado con rampas. La relocalización y consolidación de las rutas de autobús a lo largo de otra vía (calle del Tren) han mejorado la seguridad y la orientación de los usuarios y han permitido el aumento de áreas verdes y los carriles exclusivos para bicicletas.
La Terraza al Mar fue creada para proveer al caminante y al ciclista con un refugio de reposo y contemplación del mar, y para ofrecer un espacio social y de disfrute para todos. El espacio interior está reservado para un concesionario que abrirá puertas en un futuro cercano. Una obra tripartita de Jaime Suárez, titulada «Muros sobre muros», se localiza en la Terraza del Mar. Es un relieve en concreto estampado, que explora en texturas y relieves patrones inspirados en las murallas de defensa y en el tejido urbano de Puerta de Tierra. Se integran al estampado gestos de dibujo libre que sugieren múltiples lecturas. El mural rinde homenaje a Puerta de Tierra y a la historia de su desarrollo, da bienvenida a los espacios de la Terraza, por las rampas desde oriente y occidente, y realza el espacio central de la Terraza con sus cálidas tonalidades que sugieren la materialidad del barro, de fragmentos de muralla y de metal corroído a la vez.
El lenguaje de los elementos arquitectónicos a lo largo del Paseo se inspiró en las geometrías y materiales de las fortificaciones, muros y trincheras que una vez se situaban a lo largo de esta zona. Los detalles de acero de Corten en barandillas y en superficies de la pared se relacionan con el color del suelo de la zona, rico en tonos rojos y marrones, y al color de los restos de la fortificación. El acero Corten también funciona bien con los efectos corrosivos del ambiente salino del Paseo. Por otro lado, la iluminación se incorporó en el mobiliario urbano y barandillas de seguridad para evitar la contaminación lumínica hacia la costa. Se emplearon sistemas sostenibles, tales como lámparas solares, techos verdes, recolección de agua de lluvia, entre otros.
La nueva experiencia ha beneficiado no sólo a la población del país sino también a los turistas del extranjero. José Menéndez, presidente del Capítulo de Puerto Rico del Sierra Club, comentó que caminar por la zona, que antes del proyecto había sido una experiencia bastante incómoda y molestosa, es ahora «más refrescante». Agregó que la señalización histórica fue una «agradable sorpresa», ya que «aborda profundamente la historia de las batallas de los españoles en defensa del Viejo San Juan y de los restos de la red defensiva». Por su lado, Alejandro García-Padilla, Gobernador de Puerto Rico, comentó que «el impacto económico en la zona se verá gradualmente evidente con el aumento del tráfico peatonal y ciclista, que alimentará la microeconomía de la zona con movimiento y vitalidad.»