En éste, su cuarto dossier dedicado a presentar a fondo algún proyecto de relevancia en el panorama nacional, la revista Archivos de Arquitectura Antillana ha escogido la obra del Barceló Bávaro Palace Deluxe. Nuevo desarrollo que consolida las numerosas iniciativas previas realizadas en la provincia de La Altagracia, al este de la República Dominicana, por este exitoso conglomerado hotelero de origen español, que después de establecerse en la región de Bávaro, ha importado su modelo operativo y mercadológico a otros ámbitos del Caribe y Centroamérica, tales como la zona de Varadero en Cuba, en la Rivera Maya de Yucatán, México y en la costa del Pacífico en Costa Rica. Después de 25 años, el arquetipo original de asentamiento, basado en una serie de bloques de 3 niveles de habitaciones dispuestos sensiblemente en el lúdico paisaje tropical, en torno a espacios abiertos dominados por la naturaleza verde y el mar, e interconectados al mundo real por medio de edificios singulares destinados a las amenidades y los servicios públicos, la cadena ha decidido apostar a una renovación integral de su arquitectura, desde los aspectos íntimos de las habitaciones, como en la articulación a gran escala de las fases previas del emprendimiento total.
AAA presenta aquí una reseña muy especial, ya que con ésta se inaugura una visión documental del fenómeno turístico en la región, aspecto anteriormente relegado a una mera recolección estadística al servicio de su explotación comercial. Gracias a la ayuda del Arq. Jaime Torrens y de su equipo colaborador en este proceso, hemos reunido una importante cantidad de material, que resumimos en estas páginas, nunca suficientes, en verdad, para comunicar más de dos décadas de esfuerzos en la construcción pionera de un desarrollo de tal envergadura, en el que han participado miles de personas desde que en los años 70 se implementara una política central de apoyo al turismo a través del INFRATUR, en el Banco Central de la R.D., y que entonces jóvenes empresarios dominicanos y extranjeros se aventuraran en este territorio virgen. Frank Rainieri posee los lauros de haberse adentrado en la región este del país, con su proyecto para el Punta Cana Resort –originalmente unas pequeñas y románticas cabañas entre los cocotales frente a la playa- acompañado al poco tiempo por el Club Med. Rainieri tuvo la dicha de contar con el trabajo visionario y apasionado del Arq. Oscar Imbert, quien con su obra contemporánea estructurada con los artesanos, materiales y técnicas de la zona, logró concretizar edificios de enorme impacto y poesía, como hoy es, por ejemplo, el complejo del Aeropuerto Internacional de Punta Cana, obra de infaestructura que abrió las puertas hacia el desarrollo masivo de la región este y permitió la llegada de numerosas cadenas hoteleras internacionales, tales como Barceló, Meliá, Riu, Carabela, NH, etc.
Las anécdotas abundan. Virginia Cabral recuerda a Don Sebastián Barceló replantear con estacas en el sitio la forma de la piscina; a su esposa operando como ama de llaves y a su hija como enfermera, en este medio ambiente natural plagado de fiebre amarilla, mordidas de ratones y enfermedades desconocidas. O al ingeniero residente, Zoilo Grullón, quien improvisó un toldo de cana a la vera de un trailer metálico. Hoy en dia, a 25 años de distancia, la situación es otra; la importancia de este nuevo proyecto consiste en ser el primero que acusa un cambio en la escala de la operación, constituyéndose en el nuevo articulador tanto volumétrico como funcional. Sobre el ya muy superado Plan Maestro redactado a inicios de los años 80 por el destacadísimo arquitecto dominicano Edgardo –Gay- Vega y su equipo técnico, —atendiendo órdenes de un equipo de inversionistas anterior a Barceló— se produce un sistema de paseos que tienen como centro de gravedad el nuevo super edificio de la Casa Club, donde se reúnen espacios para casino, auditorio, restaurantes, spa, piscinas y los consabidos servicios de apoyo. El reto de diseño ha sido, a nuestro juicio, el de mantener el espíritu del lugar a pesar del cambio de la escala. Aquella arquitectura perdida en el verde, en comunión con el paisaje, ha debido adaptarse a otras dimensiones, propias del creciente turismo vacacional global. La operación in situ ha sido acometida por un equipo de diseño y construcción internacional y multidisciplinario de Barceló Hotels & Resorts. La obra civil fue contratada a CODELPA, compañía constructora dominicana encabezada por el Ing. Álvaro Peña, merecedor de la confianza y el respeto abiertamente manifestados por los inversionistas y sus supervisores técnicos. Todo un itinerario de suplidores de servicios, materiales y tecnologías participaron en la empresa y engalanan este dossier AAA.
En primer lugar y a modo de introducción, quisiera hacer hincapié en las raíces profundamente dominicanas del desarrollo de Bávaro. Allá por el año 1983 recuerdo nuestras idas y venidas por la Av. Bolívar de la ciudad de Santo Domingo. En el cruce con la calle Federico Henríquez, en la pequeña oficina del Arq. Edgardo Vega, dibujamos los planos de lo que sería el primer edificio del legendario Hotel Bávaro Beach. Se trataba de una construcción en “U” escalonada en 2-3 y 4 alturas de 100 habitaciones e inspirada en las preciosas casitas del pueblecito de la Otra Banda. Los colores naíf de sus fachadas y sus dinteles decorados son elementos de la arquitectura popular dominicana que incorporamos al proyecto. En el cruce con la calle Socorro Sánchez, en el familiar despacho de la diseñadora Virginia Cabral, dibujamos los bocetos de todo el mobiliario del hotel. Los muebles de las habitaciones se decoraron en guano y los de la Casa-Club fueron magníficos diseños tropicales de madera lacada en llamativos colores. Virginia nos presentó al artista Said Musa que fue el autor del original mural cerámico que presidía la mítica Casa-Club. Said continuó trabajando con nosotros, y su obra también está presente en las siguientes fases de desarrollo.
No lejos de estos talleres de diseño, en la casa de la familia de Don Gabito Ferrer, situada en la Av. México 52, nuestra compañía Hotelera Bávaro instaló su sede en la Capital. Recuerdo muy bien que ocupábamos el pequeño garaje de la casa de la familia de Don Gabito (con el lógico disgusto de su esposa por invadir su intimidad…), y desde allí organizábamos las expediciones a Bávaro. En agosto de 1983 realizamos el primer viaje para comprobar si era posible vivir en aquella playa salvaje, sin electricidad ni teléfono, totalmente aislados. Despegamos de Herrera con la avioneta Cessna matrícula HI-268, pilotada por Don Gabito y aterrizamos en la antigua pista de hierba de Punta Cana (todavía no existía el actual aeropuerto). Tras recorrer el sinuoso camino de playa, a través de Cabo Engaño y Cabeza de Toro, llegamos por fin a Bávaro. Provistos de algunos víveres y bombonas de gas para cocinar y alumbrar, nos instalamos en una cabaña existente frente al mar. Fue allí que descubrimos la interminable playa de arena blanca poblada de cocoteros, el espeso manglar, la ciénaga y el arrecife de coral. Asimismo, nos llamaron la atención las continuas brisas marinas que venían del mar hacia la tierra. Viviendo en esa cabaña que disponía de ventanas enfrentadas en las fachadas frontal y posterior, descubrimos la sensación de bienestar provocada por las corrientes de aire que cruzaban los espacios de la casa. Fueron precisamente esta experiencia y el exhaustivo conocimiento del lugar lo que nos sirvió de gran ayuda a la hora de concebir la arquitectura de Bávaro.
Los edificios se diseñaron para ofrecer un inmediato y directo contacto con el paisaje tropical, respondiendo al clima cálido y húmedo con el uso de tipologías que favorecían la ventilación cruzada. Las Casas-Club no tienen fachadas, se desarrollan en espacios cubiertos pero abiertos por sus costados para recibir las brisas que atraviesan las edificaciones. Las cubiertas son inclinadas y de gran altura, con amplios aleros para proteger de la lluvia. Se escalonan y rompen en diferentes niveles, provocando corrientes térmicas ascendentes que enfrían los espacios, sin necesidad de aire acondicionado. Las estancias son abiertas y transparentes al paisaje. Cuando se entra al lobby del hotel se ve el mar, cuando se sale se ve el manglar. En definitiva, el protagonismo no está en la arquitectura sino en el paisaje. Las edificaciones de Bávaro fueron realizadas por maestros de obra locales y con materiales autóctonos. Cabe destacar el levantamiento de impresionantes estructuras de madera bruta criolla, cobijadas con hojas de palma cana, que han aportado el deseado carácter vernacular a la arquitectura de Bávaro.
El sabio maestro Don Juan Eve, conocedor de técnicas ancestrales de la construcción de estructuras de madera, fue el contratista de estas cubiertas de cana en forma cónica o piramidal, con pendientes del 100% para evitar que el agua se filtre a través de las hojas de cana, dando como resultado unos monumentales y frescos espacios. Usamos piedra coralina abundante en la zona para revestimiento de paredes y pavimentos exteriores, así como mármol travertino doméstico para pavimentos interiores.
En aquella época todavía no se hablaba del concepto de “arquitectura sostenible”. Pero el hecho de que todos los espacios de Bávaro (excepto el interior de las habitaciones) funcionasen perfectamente con ventilación natural sin necesidad de usar el aire acondicionado, es de una sostenibilidad total. Habíamos roto con la falsa premisa de asimilar el lujo con el aire acondicionado. Naturalmente hay un “conflicto” en la actitud de muchos turistas: ellos quieren una experiencia exótica y al mismo tiempo mantener la comodidad de sus casas. No es fácil asegurar el confort de los huéspedes y al mismo tiempo que puedan disfrutar auténticamente de la espectacular naturaleza. Este es el desafío con el que se ha enfrentado el arquitecto en estos proyectos ubicados en paraísos tropicales.
El legendario Hotel Bávaro Beach fue inaugurado a principios de 1985 por el entonces Presidente de la República, Dr. Jorge Blanco, en un sencillo acto al aire libre con una paella española servida en el bar de la piscina. En el período entre 1985-1993 siguió el desarrollo de Bávaro con la construcción de cuatro hoteles adicionales, hasta llegar a las 2,000 habitaciones del Complejo Barceló Bávaro Beach Resort. En aquellos años construimos también un Campo de Golf de 18 hoyos, así como toda la infraestructura del Complejo que incluye un poblado de viviendas de personal para el 50% de sus 2,000 empleados.
En el último de los hoteles de Bávaro, construido en 1993, trabajamos con un sistema estructural muy ligero (“light gage structure”). Se trataba de un esqueleto metálico muy sencillo que se atornillaba a pie de obra a gran velocidad. Las fachadas se revestían con tablas horizontales de “siding” que le daban a los edificios la típica imagen caribeña anglosajona. Previamente en el año 1992 habíamos ya ensayado el sistema en la construcción del Hotel Playa Tambor situado en un lugar remoto de la Península de Nicoya de Costa Rica. En ambos proyectos trabajó con nosotros el Arq. Pedro Borrell, con el que hicimos varios viajes a Atlanta para desarrollar los prototipos del innovador sistema constructivo. El responsable de los cálculos estructurales fue el Ing. Reginald García. Guardo un entrañable recuerdo de las vivencias y del trabajo compartido con estos dos grandes maestros de la arquitectura e ingeniería dominicana. En 1995, y coincidiendo con el décimo aniversario de Bávaro, construimos la Capilla Oratorio Virgen de San Salvador. Se trata de un bello edificio con techo de cana a dos aguas que va creciendo en altura en dirección al altar, abriendo las vistas de los feligreses a la laguna central del Campo de Golf y hacia el infinito. Durante la celebración de la misa —generalmente al atardecer— los fieles pueden contemplar a modo de retablo y como fondo del altar un cielo de color cambiante con nubes flotando.
En el año 2001 desarrollamos el Centro de Convenciones de Bávaro, el más grande y mejor equipado del Caribe (ver reportaje en la revista Archivos de Arquitectura Antillana AAA012, julio 2001). Con un estilo arquitectónico tropical moderno y una excelente calidad de acabados, este Centro de Convenciones fue la sede de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Bávaro en el año 2002.
Habíamos inventado el modelo Bávaro que posteriormente sería aplicado —con más o menos fortuna— en la construcción de los más de 50 hoteles que actualmente operan en la zona de playa entre Macao y Punta Cana. Con el espíritu nómada que nos caracteriza, nos trasladamos después a la Riviera Maya, en la península de Yucatán, para desarrollar a lo largo del período entre 1998 y 2006 un resort tropical de dimensiones parecidas al de Barceló Bávaro. Naturalmente la experiencia en República Dominicana nos fue de mucha utilidad. Sin embargo, cada lugar tiene unas características distintas que deben influir en el trabajo del arquitecto. Es el llamado “Genius Loci”, o el espíritu del lugar, sus gentes y sus raíces. Los desarrollos turísticos deben ser capaces de captar las esencias culturales y paisajísticas de cada ubicación. En México lo primero que hicimos precisamente fue conocer los lugares del Mundo Maya: Chichen-Itza, Uxmal, Palenque, Cobá, etc. De la misma manera que al visitar el Barceló Bávaro reconocemos a una República Dominicana sugerente, tropical e inagotable, al visitar el Barceló Maya reconocemos al México Maya de la península de Yucatán, con su ancestral cultura y las playa vírgenes mayas de Tulum.
Con el paso de los años, el programa funcional de estos resorts del Caribe ha ido cambiando rápidamente: las habitaciones han aumentado de superficie, se incrementa el número de restaurantes de especialidades, proliferan nuevos tipos de cocina a la vista, como el Teppanyaky, los buffets son más amplios y sofisticados, se introducen nuevos spas y centros de wellness, crecen las superficies de espejos de agua en piscinas y lagos, etc. Asimismo, se produce una concentración de los servicios en áreas de Casa-Club que dan servicio a un mayor número de habitaciones. Si al iniciar Bávaro el número de habitaciones para cada Casa-Club era de 400, ahora esta cifra ha aumentado llegando a las 1000. En el Barceló Maya Beach Resort ya ensayamos y aplicamos estas nuevas tendencias funcionales en sus tres fases de desarrollo. Por otra parte, con el paso de varios huracanes, tanto en Bávaro como en Riviera Maya, nos dimos cuenta que teníamos que mejorar la resistencia al viento de algunos elementos constructivos. Básicamente teníamos que implementar techos de hormigón armado (con terminación tipo bermuda) y reforzar las carpinterías de aluminio que cierran las fachadas de las habitaciones (refugio de los clientes durante el paso del huracán).
Como consecuencia de esta evolución, Bávaro que hasta el año 2005 había vivido su época de esplendor, poco a poco iba quedándose desfasado. La llegada de turistas todavía se mantenía alta por la localización y calidad de Playa Bávaro, pero sus instalaciones se iban quedando obsoletas. Es por ello que la familia Barceló finalmente tomó la decisión de acometer una profunda renovación del Complejo que se inició con su I Fase en el año 2008, la II Fase en el 2009 y la decisiva III Fase que culminó en el 2010 con la apertura de la nueva Casa-Club del Barceló Bávaro Palace Deluxe, coincidiendo con el 25 Aniversario del Complejo.
Ahora nos queda una última fase de obras complementarias, que vamos a desarrollar en la temporada baja del presente año 2011. Al final hemos logrado reinventar el modelo Bávaro para proyectarlo hacia el nuevo siglo. Los mercados turísticos cambian a gran velocidad y el éxito a largo plazo depende de la propia capacidad de saber reinventarse.
El gran reto para el arquitecto ha sido el de no perder el alma del Bávaro originario. Queríamos que los turistas que nos visiten en el futuro puedan seguir disfrutando de las nuevas instalaciones, sintiendo la misma magia de aquel Bávaro de antes. Con este objetivo en la mente hemos trabajado los últimos años, dibujando los planos una y otra vez, y con la implicación de los Copresidentes Simón Barceló y Simón Pedro Barceló, hasta encontrar las soluciones arquitectónicas más convincentes para el desarrollo del Barceló Bávaro Palace Deluxe.
La nueva Casa-Club (o “Club House Entertainment District” como la llaman los clientes USA) concentra todos los servicios. Los huéspedes lo encuentran todo en esta gran casa situada en el centro de Bávaro: lobby – recepción, restaurantes, teatro, casino, discoteca, sports bar, spa, centro comercial, convenciones, etc. Contiene el Gran Teatro Bávaro abierto al paisaje, y de 1,300 plazas de capacidad, que funciona eficientemente con ventilación cruzada, al igual que el nuevo lobby a doble altura y todos los espacios de circulaciones. Unos pasillos cubiertos a modo de “culebras” unen esta casa central con todas las habitaciones del Complejo.
Para el interiorismo y decoración de la nueva Casa-Club contratamos a la empresa Interarq de Cancún, liderada por las diseñadoras Rebeca Pérez y Valentina Rodríguez. Era muy importante para nosotros integrar la arquitectura y la decoración en un solo equipo de trabajo desde la misma concepción del proyecto. Ello es decisivo para los espacios sin aire acondicionado en los que interiorismo y arquitectura son inseparables. Asimismo, el talento de las diseñadoras se puede apreciar en la tematización de los espacios con aire acondicionado, especialmente en los ambientes de los 10 nuevos restaurantes de Bávaro que suponen una experiencia memorable para nuestros huéspedes. Por otra parte, Rebeca y Valentina encargaron el arte de la nueva Casa-Club a diferentes talleres de artesanos de comunidades en desarrollo, tanto de México como de República Dominicana, que se inspiraron en aspectos culturales del entorno de Bávaro. Un buen ejemplo son los grupos escultóricos del lobby que representan al hombre y la mujer dominicanos en esa estrecha relación que significa el baile caribeño de la salsa y el merengue, así como las máscaras del carnaval dominicano.
En la renovación del Campo de Golf hemos tenido el privilegio de contar con el gran maestro PB Dye, un excelente profesional capaz de moldear el paisaje igual que un escultor. Al ser entusiasta de su oficio, ha sido un enorme gozo verlo trabajar a pie de obra. Los clientes del Campo de Golf de Bávaro están encantados con el nuevo diseño que combina fuertes desniveles con grandes superficies de agua. El Campo de Golf tiene la ventaja de discurrir por la selva tropical y por los límites de la laguna de Bávaro, sin edificaciones a su alrededor, pues no se contempla su desarrollo inmobiliario. Ello hace que todo su recorrido sea por áreas verdes, en un escenario natural sin referencias de urbanización.
Para terminar, quisiera agradecer a los arquitectos de mi equipo su enorme trabajo realizado en el diseño y construcción de la reforma de Bávaro a lo largo de los últimos tres años. Se trata del Arq. Vicente Soler, el Arq. José María Blanco, el Arq. Joan Quetglas y el Arq. Mateo Palmer. Gracias a su gran profesionalidad ha sido posible reinventar Bávaro.
Arq. Jaime Torrens
Director General Construcciones & Desarrolllo
Barceló Hotels & Resorts