GLM: Quisiéramos iniciar con un paréntesis en el tiempo… Háblanos de los inicios de Punta Cana… ¿cómo empieza todo esto?
FR: Corría el año de 1967 y para ese entonces yo estaba dedicado a una empresa junto con mis hermanos. Era una empresa de tractores agrícolas y de aviones de fumigación. Había invertido 500 pesos, que era todo lo que yo tenía en esa empresa. Yo estaba interesado en crecer en mis negocios y aportar al país y entendía que la agricultura era el camino correcto para hacerlo. Sin embargo al hacer un viaje a Vernon, Texas me di cuenta de la gran extensión que tenían los sembradíos allí y empecé a cuestionar si realmente nuestro país podía competir basado en el minifundio que era nuestra tradición.
Luego una comisión de la unión de marinos mercantes de Estados Unidos visitó el país con el encargo del presidente Johnson de ubicar un lugar donde hacer una escuela naval para la marina mercante. Eran los años de la guerra de Viet-Nam y se requería un profundo esfuerzo logístico para hacer llegar material de guerra y había que formar marinos. Entré en labor de asesorar a esa comisión que hizo fotos aéreas de todas las costas de la república. La escuela no pudo instalarse porque el lugar que les interesó era la bahía de la Gina y el Presidente Balaguer se negó porque allí había dispuesto un proyecto agrícola. Mientras tanto yo seguí trabajando en mi empresa.
Se hace necesario que yo mencione a Ted Kheel. Yo podría decir que he tenido tres padres: mi papá, mi tío Antonio Imbert y Ted Kheel, un importante abogado norteamericano que tenía una fuerte presencia en el ámbito laboral con un profundo conocimiento del trato con los sindicatos. En una ocasión Ted Kheel dio una recepción en su casa y allí estaban dos de los miembros de la comisión que había estado aquí y les mostraron unas fotos de la costa este, específicamente de la zona que va de Macao a Juanillo que pertenecía a tres sucesiones, cuyos miembros quizás no habían visitado esas tierras más de una vez. Esos terrenos estaban dedicados a la explotación de madera para hacer traviesas de vías de ferrocarril para los ingenios. La madera se sacaba en goletas desde Juanillo y se llevaba a San Pedro o a La Romana de acuerdo al ingenio que las necesitara… Pues, en esa ocasión, en la reunión en la casa de Ted Kheel, estas personas mostraron las fotos y les dijeron que esas tierras estaban a la venta por US$250,000 dólares… y ahí mismo formaron un pool para comprar los terrenos… El nombre del lugar era Yauya, ese era el nombre que le daban los primeros habitantes de la isla.
GLM: ¿Tú estabas en la reunión?
FR: No, yo no estaba ahí. Yo estaba aquí dedicado a mi negocio agrícola. Pero ellos me contactaron de nuevo. Habían creado una compañía y nombraron un encargado aquí en el país. Eso es en el año 1970, y este señor estaba aquí… se hizo socio del Club Náutico, trajeron un yate, un velero de 68 pies y del Country pero iba poco a los terrenos… yo les preparaba terrenos al Central Romana y solía ir allí –un viaje de seis horas en un jeep Willys de 8 cilindros- a ver aquel lugar que era para ese entonces inaccesible. El americano que tenían aquí propuso una serie de negocios, todos ellos carentes de sentido práctico: llevar arena blanca a Puerto Rico para hacer pañete, una mina de sal, y seguir con el negocio de las traviesas pero ya Balaguer había detenido la explotación maderera en todo el país. Era el año de 1970 y en febrero muere mi prometida. Yo estaba muy desanimado y este señor me propone ir con él a Nueva York a una reunión. Yo no quería ir y mamá me dijo: Frankito, ve y así cambias de aire… La reunión se dio en la oficina de Ted Kheel en el 280 de Park Avenue. Allí estaban todos los socios. Imagínate Cuquito, yo era un muchacho de 24 años con un traje de poliéster y una corbata de un dólar y estaba sentado con esta gente. Recuerdo que allí estaban los Tishman que fueron los constructores del World Trade Center… Estos señores habían convocado esa reunión para saber que iban a hacer con los terrenos y cada vez que le preguntaban al encargado él me preguntaba a mí. A la tercer pregunta ya jamás le preguntaron a él y aquí te digo que yo creo que hay que leer, no sólo los clásicos sino de todo. Yo había leído tres años antes un reportaje en la revista LIFE en español acerca de un hotel que se hizo en una villa de pescadores en México, el hotel se hizo para una película y después que se terminó el rodaje siguió operando. En ese artículo leí por primera vez la frase destino turístico. La película era The Night of the Iguana con Richard Burton y el pueblito de pescadores hoy es Puerto Vallarta. Yo le propuse eso a los socios y ellos aceptaron. Luego Ted me propuso ir a su casa de Saint Thomas para el fin de semana del cuatro de julio, yo no quería ir, alegué que tenía mucho trabajo pero luego acepté ir por un día. Estando allá Ted me propuso emplearme y me ofreció un salario de 1,200 dólares. Yo le había dicho que ganaba 800, creo que es la única vez que le mentí a Ted Kheel, en realidad yo ganaba 400 dólares. Mamá, que era una persona muy sabia y nos asesoraba bien, siempre nos había dicho: no sean empleados nunca, siempre tenga su propio negocio. y le dije a Ted: yo no trabajo en donde no sea socio; y Ted dijo: está bien, cómprame acciones; y yo le dije que no tenía el dinero, a lo que él propuso que involucrara a mi familia y yo le dije, lo de mi familia es de mi familia y yo hago mis cosas yo. Me propuso entonces un crédito mensual por mis acciones por dos años y después de dos años yo caminaría sólo, y asi accedí. Ideamos el proyecto y yo vine al país donde mi primo Sancocho Marranzini y creamos un proyecto de diez cabañitas (solo se construyeron 8). Este proyecto se inauguró el día de mi cumpleaños: el 24 de octubre de 1971.
A los tres años, todavía el proyecto daba pérdidas, era deficitario y Ted decidió comprarle a los socios. Para esos años se había lanzado el desarrollo turístico de la Costa Norte y nosotros en el este éramos una mala palabra. En 1975 entramos en contacto con los ejecutivos del Club Mediterraneé, específicamente con su presidente Gilbert Trigano… recuerdo que fui a París y me llevé conmigo a Peter Morales que era Director de Turismo… la dirección de turismo no tenía dinero ni para comprar los boletos aéreos eue tuve que buscar y a crédito para Peter y su esposa… en París nos quedamos en el Club Medierraneé de parís. Y a los ejecutivos de Club Med les interesó el proyecto… pero le pusieron 3 condiciones: debía hacerse una carretera, un acueducto y un aeropuerto y además buscar US$7,000,000 para las obras. Le dije a Peter que a todo le dijera que si… En el año 78 se dio el primer picazo para la construcción del Club Mediterraneé con la asistencia del presidente de la república que era don Antonio Guzmán… yo personalmente le dije a don Antonio que este era el primer proyecto de inversión extranjera que se haría en su gobierno y que era importante que él estuviera presente. Vino con todo su estado mayor, ya te suministraremos las fotos de esta y de otros eventos históricos en el desarrollo de la iniciativa.
MAB: ¿Se hicieron las obras que pidieron los ejecutivos de Club Mediterraneé?
FR: Claro que se hicieron!!! Para echar a andar el proyecto llamé a Oscar Imbert que se acababa de graduar… le dije a Oscar lo que había que hacer y le agregué que no había dinero ahora, que le pagaría cuando pudiera… y todo se hacía con lo que hubiera a la mano. Fíjate por ejemplo el aeropuerto… está hecho de madera y palma cana porque se hacía con lo que íbamos despejando para hacer la carretera y la pista. Lo más caro fue la torre de control y la pista que primero era para aeronaves pequeñas y luego se fue ampliando…
GLM: Frank, ¿Cuál ha sido el más grande reto?
FR: Fíjate Cuquito, yo escribí hace unos años un artículo titulado: Nuestra marca azúcar, nuestro dulce turismo. El turismo debe ser para nosotros lo que fue el azúcar durante gran parte del siglo XX, Debemos cuidarlo, protegerlo. El turismo, y ya por suerte lo admiten las estadísticas oficiales, aporta el 35% de nuestros ingresos en divisas. Eso sin contar la gran cantidad de personas que obtienen sus ingresos de esa actividad. Y hay que reconocer que en el Caribe el turismo es sol y playa.
GLM: Si, pero los turistas también buscan otras cosas, ¿no?
FR: Si, vienen un día a Santo Domingo que ya se va liberando de esa propuesta de conservación histórica que le caracterizaba pero aún queda mucho por hacer. Fíjate, ahora se habla de traer 3,000 turistas por día. En autobuses de 30 a 35 pasajeros son cerca de 100 autobuses. ¿dónde se meten 100 autobuses en la ciudad, por dónde entran? Aparte de eso, 3,000 turistas crean un impacto… demandan servicios…
GLM: ¿No has incursionado en Santo Domingo?
FR: No, yo veo lo que se está haciendo y está bien, se está trabajando. Yo respeto el espacio que otros grupos han construido y veo bien el trabajo que hacen.
GLM: Creo que entonces es propicio abrir el segundo paréntesis dedicado a la arquitectura de Punta Cana… ¿Qué se está haciendo, cómo se ha evolucionado desde los inicios? Otra pregunta podría ser, como ha cambiado la paleta arquitectónica de Punta Cana?
FR: La paleta arquitectónica, como tú dices, ha cambiado mucho… hay cosas que se han mantenido, pero en fin hemos evolucionado…
GLM:¿Qué se ha mantenido?
FR: Mira, hemos mantenido lo que yo llamo: ¨el sabor Punta Cana¨ y déjame decirte que a veces da trabajo. A veces suele suceder que llega un muchacho recién graduado que se yo, de Northwestern University… y hay que aterrizarlo, hacerle entender que estamos en Punta Cana, no en Illinois. Aparecen diseños con unos grandes ventanales, que está muy bien porque aprovechan la luz, pero está también el sentido práctico… ¿cómo manejas eso en este clima o quién les va a dar mantenimiento?… Es una lucha constante en el consejo… hace poco apareció una propuesta con unos grandes arcos… El Arco de Triunfo está en París dije yo… (risas)…. Y si, te digo, hay libertad dentro de los parámetros… El color, los materiales… se ha evolucionado, de ninguna manera estamos haciendo lo mismo de antes pero ese sabor está presente…
GLM: Los arquitectos jóvenes, ¿están haciendo propuestas diferentes?
FR: Punta Cana está repleto de arquitectos jóvenes. A cada rato me abordan para saludarme… Hay un relevo, de hecho hay nuevas obras que abordan el espíritu del lugar con una formalidad ligeramente diversa. La transcisión, ocurre, poco a poco se perfeccionan temas, se abordan ensayos nuevos…
GLM: ¿Qué hay en carpeta?
FR: Mira, se contemplan cuatro hoteles más frente a la playa. Se ha seguido desarrollando el Village que es una ciudad de apoyo, el centro comunitario de todo el proyecto. Tenemos un proyecto muy hermoso, que es ciudad Caracolí en el que ofrecemos vivienda social para la gente que trabaja, no sólo en el grupo, sino en la zona. Empleados medios, administrativos, contadores, técnicos. Allí se vive con todas las comodidades del resort en un proyecto de vivienda para la gente que trabaja… Hay mucho en carpeta, pero esto, Dios mediante, lo veremos en otra edición…