Gustavo Luis Moré: ¿Qué edad tú tenías cuando se le inició el proyecto de Casa de Campo?
Dominique Bluhdorn: Yo estaba en la escuela en Nueva York, recuerdo que tenía entre 14 y 15 años cuando mi padre me dijo: tú vas a trabaja en el Dominican Tourist Information Center. Se necesitaba montar una oficina de turismo para el país, ya habían comenzado las inversiones; la Gulf+Western ya había comprado el Central Romana, las tierras…en ese momento que era un tiempo complicado para el país porque estamos hablando de los comienzos de los años 70. Nosotros solíamos venir a menudo porque mi papá se encariñó muchísimo con el país, con la hospitalidad de la gente, la belleza del país. Era austríaco e iba a visitar Constanza, donde sentía que estaba en Austria.
Iba por todas partes, andaba mucho en el helicóptero, no tenía miedo de nada…veía todo lo que le daba curiosidad. El estaba enamorado del país y eso creo que lo motivó a empezar el proyecto de Casa de Campo, que en realidad no tenia dentro de la compañía un nivel de importancia en términos de tamaño, en términos de inversión representaba un porcentaje muy bajo. Pero él dedicó un tiempo considerable para un hombre que manejaba una empresa que debía responder a sus accionistas. Es equivocada la idea de que Gulf+Western era suya, en realidad era una empresa pública.
Vió la posibilidad de mejorar la compra y la venta de azúcar para el país, que sí era un negocio importante para el país y para la Gulf, y a la vez, la posibilidad de invertir en turismo: invertir en Cultura, invertir en medicina comunitaria. Él lo veía como algo mucho más grande que una sola cosa. Cuando él empezó Casa de Campo yo tenía 15, 16 ó 17 años y trabajaba en las tardes en la oficina de turismo que montó la Gulf en Madison Avenue con calle 50. Estaba con Purita Hernández —que a veces la veo— con Fernando Hart y un grupo de gente valiosa. Yo iba en las tardes para ayudar. Era un esfuerzo para promover el país y sobre todo el turismo en el país. Mi padre estaba en ese momento empezando a desarrollar algunas ideas que definirían el curso a seguir.
Lo primero fue el Hotel Romana, donde vivía una gran parte de los empleados, pero también se lo veía como la manera de crear un hotel y un lugar turístico. Después es que surge la idea de Casa de Campo. Bill Cox fue traído como arquitecto por Álvaro Carta y fue fundamental en el desarrollo de uno idea de lugar que sería muy abierto, basada en el uso de los materiales de la región y aprovechando el concepto de indoor/ outdoor living: una forma de vivir de manera elegante pero sin pretensión, dotada de una coherencia que a mi juicio, de ha perdido un poco.
La verdad es que es muy diferente, porque mi padre nunca concibió aquello como un lugar donde cada quien hacia lo que quería y construía estas casas inmensas. El concepto era el de un lugar donde podías tener tu casa bonita y grande si, pero bajo ciertos criterios arquitectónicos que se han ido transformando. Mira, hoy de regreso al país en el avión he hecho algunas notas que te puedo pasar. Por ejemplo, mi padre veía que Casa de Campo era un lugar que como destino turístico tenía mucho atractivo.
Para ese entonces Jabar Singh Maharajah de Jaipur, vino de la India para empezar a construir todas las instalaciones de polo; vino Pete Dye a trabajar en los campos de golf. La idea era crear un entorno de actividades lúdicas, ya que no había playa. La palapa se hizo después y en verdad, nadie en su sano juicio hace un hotel sin una playa en el Caribe! Pero él no se sentía limitado por ese problema y su visión era muy extraña porque la playa no estaba entre sus intereses. Quizás de haber vivido más tiempo hubiese desarrollado también un destino turístico en las montañas, porque él veía mucho potencial aquí en la República Dominicana.
GLM: ¿Crees que él tenía la idea de crear una comunidad local e internacional o la idea de integrar a los dominicanos fue posterior?
DB: No, esa idea existió desde el principio. José Antonio -Tony- Caro fue una persona esencial y don José Antonio Caro su papá, fueron quienes hicieron los planos de Altos de Chavón y de muchos otros proyectos. Yo no lo digo casi nunca, pero Roberto Coppa vino después. Mi padre tenía la idea de crear primero una comunidad de dominicanos, la idea de traer gente de fuera surgió después. Él quería vender casas, él entendía que el hotel no iba a ser un hotel muy grande y creía que el apoyo de todo venia a través de la venta de las casas y de las tierras. El llamaba gente y les decía: “mira, tienes que comprar aquí”… era como el primer vendedor. A Gustavo Cisneros lo convenció de comprar, le dijo “te tengo un lugar espectacular” y Gustavo le contestó “Patty no puede venir a verlo…” “Patty no tiene que verlo, a ella le va a encantar!” fue su respuesta.
A Tom Wyman que era el presidente de CBS, igualmente lo convenció. Hubo muchas personas a las que él les vendió parcelas de tierra al comienzo. Él entendía que iba a ser algo que transformaría todo, increíblemente importante y también el grupo de dominicanos que se instaló al comienzo estaban convencidos de esa visión…
GLM: Tú dices que la arquitectura se ha transformado? ¿Cuál tú podrías decir que era el espíritu original, reside acaso en esa idea de comunicación interior exterior, los materiales naturales o había algo en particular?
DB: Todo empezó con el Hotel Romana, lo que hoy es el Club de la Costa. En ese entonces era un lugar para los ejecutivos que visitaban el lugar. Era un edificio central con las habitaciones y las villas alrededor. Estas miraban siempre al mar pero cada una con una vista diferente. La idea de Bill Cox con las primeras villas de tres niveles que se encuentran en medio del campo de golf, era que ninguna mirara hacia el mismo lugar porque él quería que la gente tuviera privacidad. Por eso están ligeramente escalonadas, nunca interfieren una con la otra. No se trataba de un desarrollo típico como los que se hacían en la época en la Florida, con mar, campo de golf, tennis.
Las villas siempre fueron dispuestas dentro de una vegetación abundante y natural, el paisajismo era parte del desarrollo arquitectónico. Y Bill fue fundamental, a él no le importaba mucho como se veía una casa desde afuera, a él le importaba como se sentía dentro de la casa, cuál era el movimiento del aire, cómo era la circulación, para él eso era lo único importante. Trabajaba de manera obsesiva con persianas y louvers, para dar esa sensación de nunca estar seguro si se estaba adentro o fuera. Creo que era algo muy particular de él en ese momento y todas las casas suyas tienen ese sello.
Todas las casas de Bill eran frescas, todas tenían corrientes de aire. En un lugar donde no había buenas brisas, Bill era capaz de manejar la situación para lograrlas. Entendía mucho de playa, mucho de mar y mucho de construcción cerca del mar. Él tenia un entendimiento basado en la experiencia vivencial. Perseguía esa manera de habitar indoor/outdoor y siempre desarrollaba una sala inmensa con mucha altura, con puertas y ventanales altos, con amplitud, pero sin perder el sentido de intimidad en la escala… y que el outdoors estuviera con nosotros cuando estábamos indoors… quizas esto responde a tu pregunta. Todas sus obras tienen, por así decirlo, un “signature style” uno va a cualquier casa en Romana y se sabe cual fue diseñada por él. Su influencia en el estilo de muchas de las casas posteriores fue determinante.
GLM: Hubo un momento en el que tú te sentiste identificada con el proyecto al punto de que viniste a vivir a República Dominicana. ¿Cuándo ocurre eso?
DB: Yo tenia 18 años y me había graduado de la secundaria y me vino a la mente la habitual pregunta: ¿Qué vas a hacer con tu vida? Y mi padre me dijo, -no fue una pregunta, sino un mandato-: tú obviamente vas a trabajar. Mi hermano ya estaba en
Harvard estudiando economía y fíjate, ninguno de mis padres fue a la universidad. Mi padre no fue a la graduación de mi hermano porque consideraba innecesario el haber ido a Harvard a estudiar. A mi me dijo, “tú vas a ir a trabajar”. Ya el había tenido la idea de realizar Altos de Chavón, con el propósito original de crear una comunidad usando la parte artesanal del país. No una réplica de nada, a mi me vuelve loca cada vez que oigo: “hay una réplica de un pueblo del Mediterráneo”: no hay réplica. La idea era crear una comunidad artística basada en la idea de Saint Paul de Vence, cerca de Niza, en Francia. Allí la fundación Maag ha desarrollado un lugar donde los artistas pueden venir a vivir, donde hay residencias, talleres, restaurantes, donde hay tiendas pequeñas.
Se le concibió para que también el turista que venia a Casa de Campo pudiese tener acceso a las partes artística y artesanal del país. En esa época hubo muchos talleres en el lugar. La idea era que un turista entrara en contacto con la cultura del país, no que se encontrara aislado en una comunidad lejana. Chavón surgió así, en un lugar espectacular para que sirviera de asiento a una comunidad artística que diera apoyo a Casa de Campo pero que sobre todo a las artes del país.
GLM: Tú viniste y te quisiste quedar de inmediato o hubo un proceso?
DB: Yo tenia 18 años, fue un momento complicado, por supuesto, yo era muy joven y me imagino que había muchas dudas acerca del por qué debería estar aquí esta muchacha, hija del chairman de la compañía para hacer este trabajo; en ese tiempo estaba Carlos Morales manejando la compañía, con Eduardo Martínez Lima del grupo que está ahí todavía, y realmente ellos me apoyaron mucho, tuvieron mucha paciencia y vieron que existía un deseo de hacer las cosas con sinceridad y bien hechas. Era un momento en el que se podía crear algo especial en Chavón y yo viendo eso desde el comienzo, nunca tuve la idea de hacer otra cosa con mi vida. Ese ha sido el reto y la visión para el resto de mi vida.
GLM: ¿La escuela se te ocurrió desde los primeros años?
DB: No, nosotros pasamos varios años… 1978, 79… y la escuela empezó en el 83.
Primero abrimos restaurantes, el hotelito, el museo arqueológico con la colección de don Samuel Pión, el anfiteatro, los talleres artesanales. Hicimos muchas cosas antes de llegar a la escuela. La escuela surge en el proceso, ya Stephen Kaplan, -que es el rector de la escuela- y yo habíamos estado trabajando juntos y asi surgió la idea de crear una escuela de diseño que diera apoyo a las industrias del país, básicamente.
No una escuela de artes plásticas para producir más artistas que no encontraran trabajo, sino un lugar donde se dieran los conocimientos necesarios para conseguir trabajo y enfocarse en el diseño. En ese tiempo y creo que podría decirse que aun hoy, era un lugar que combinaba residencias conjuntamente con la parte académica.
Los estudiantes estaban inmersos en su trabajo, a tres pasos estaba su alojamiento, pensado con la idea de que iban a estar mucho tiempo en ese lugar. Tienen terrazas y muchas otras áreas compartidas. Se diseñó realmente un lugar muy apropiado a las necesidades de los estudiantes y todavía lo sigue siendo. Le vamos a dar un pequeño remozamiento a la infraestructura este año porque ya es necesario. Yo me integré a este proyecto a los 18 años y es a lo que he dedicado mi vida desde entonces.
GLM: ¿Tú participaste de la creación del proyecto en sí de Altos de Chavón? Sé que tu mamá si estuvo muy involucrada, ¿Cómo fue ese proceso?
DB: No eso fue antes, es algo que yo veía de lejos mientras estaba estudiando en
Nueva York. La historia es que mi mamá estaba montando a caballo en esa zona y encontró aquel lugar espectacular y luego llevo a mi padre a verlo. Era un bosque,
Chavón era un bosque, un lugar natural, salvaje. Ambos se enamoraron del lugar; no sé si esa historia es cierta o es parte de la leyenda! Mi historia de leyenda favorita, y me pasa muy a menudo, es que voy caminando por Altos de Chavón y escucho a un guía turístico decirle a los visitantes: “un empresario norteamericano muy importante que era el dueño del Gulf+Westwern le regaló Altos de Chavón a su hija de 16 años para que ella tuviese algo que hacer”, generalmente en francés. Yo escucho la historia y le digo: “yo soy esa persona, déjame explicarle la historia, es menos interesante pero es la real.
No había ningún regalo, no tenía 16 años, no era el dueño de la Gulf+Western y no ha funcionado de esa manera”. La gente queda ahí horrorizada pero el cuento resulta siempre más interesante, lamentablemente.
Yo estaba consciente del proceso de creación de Altos de Chavón y sabia que estaban trabajando don José Antonio Caro, Tony y Danilo Caro y después vino Roberto Coppa, quien tuvo un efecto inmenso sobre el desarrollo de Altos de Chavón. Cuando yo entro al proyecto, ya estaba construida la mitad de los edificios y los trabajos se encontraban en pleno proceso. No estaba el anfiteatro ni muchos de los edificios. Hubo un momento en el que mi padre me dice –él funcionaba así-: “Chavón necesita un lugar donde los jóvenes vayan de noche a divertirse, creo que necesita una discoteca, ve a ver como tú vas a resolver eso”. Esas eran las cosas de mi papá. En ese momento habló con un muchacho, Frank Mancuso Jr., cuyo padre era el presidente de distribución para Paramount Pictures. Frank es hoy día productor de cine en Estados Unidos y para esos tiempos venia mucho a Casa de Campo. Pues él le dijo a Frank: “Mira Frank, Dominique y tú van a hacer una discoteca y la quiero lista en un mes, la quiero lista para navidad y no quiero gastar mucho dinero, ve a ver como esto se hace…” Nosotros hicimos la primera discoteca en un mes y medio, era espectacular, tenia como una cosa flotante, un piso de plexiglás con peces y plantas…
Las leyendas de Chavón, las construcciones, fueron muchas veces asi. Necesitabamos un anfiteatro, necesitabamos esto o aquello, y todo se hacia siempre de acuerdo a una visión que él tenia. Con respecto a la escuela, él murió el mismo año en el que abrimos la escuela y realmente no estuvo muy involucrado en su creación, pero si tenía una visión clara respecto a esta y esta visión era, como él mismo dijo: “Yo quiero que esta escuela esté abierta a todo el mundo que quiera estar aquí, no quiero pensar que esto será una cosa elitista o para un grupito limitado de la población. Este lugar será para todo el mundo y todo el mundo tiene que tener libre acceso.” Stephen asumió esa visión y es parte del motivo que hace que Chavón sea complicada, pues no es una fuente de ingresos rentable, en realidad. Nosotros no respondemos a la lógica de ganar dinero, sino a cubrir una sentida necesidad que hay en el país y en la región. Muchos de nuestros mejores estudiantes, los más talentosos, han sido del origen más humilde.
GLM: ¿Esperabas el éxito que has tenido?
DB: ¿Sabes qué? No pienso en esos términos, como siempre hemos estado montados en la bicicleta, arreglándola, afinándola y cambiando la dirección. Nunca salimos de la bicicleta para mirar el camino recorrido porque siempre hay una urgencia, un proyecto… tal vez sea algo que no se aconseje en las escuelas de administración, pero nunca hemos trabajado de otra manera. A veces lo lamento mucho pero a veces no, porque nos da una agilidad y una disponibilidad para hacer cosas que muy pocas instituciones pueden hacer.
GLM: Volviendo a Casa de Campo, ¿Qué tu piensas sobre lo que es Casa de Campo hoy?
DB: Entiendo que la gente que administra ha hecho un trabajo excelente. Mantener la apertura de Casa de Campo y mantenerlo seguro, es una labor extraordinaria en un espacio tan grande. Con respecto al estilo: Hay que destacar la cualidad artesanal de las primeras casas que se construyeron. Esas casas son de leyenda y habían cinco o seis personas, entre ellos “El Artístico” que ayudaron a crear el “Casa de Campo style of international living”. Las cosas hechas a mano, la labor de los artesanos, los herreros, ebanistas, canteros, ha
sido extraordinaria.
Hay un momento a finales de la década de 1970 y principios de los 80 en que la gente lo veía como el ejemplo de lo que es vivir cerca de la playa de una manera internacional. Para ese entonces no había la marina, no tenía el anfiteatro, no tenía la escuela, pero era ya un destino para muchas personas de aquí. Muchas familias entendieron rápidamente que esto era interesante y asi se unieron. De esos comienzos, Ariela Storniolo, que fue asistente de mi padre, puede decirte mucho. Ella puede ser un importante recurso. Es diseñadora de interiores. Trabajó en la Paramount house que construyó Jeffrey Kartzenberg. Ella tiene una memoria extraordinaria y puede proveer muchos datos. Déjame integrar a Ariella a esta conversación, porque Ariella recuerda muchas cosas de los inicios…
Ariela Storniolo: Yo creo que todo comenzó en el Hotel Romana. El Hotel Romana era la casa club donde vivían los solteros que trabajaban para el Central. Entonces se decidió hacer un hotelito, aún no se hacía Casa de Campo. Entró Oscar de la Renta, entró Bill Cox que hizo toda la parte de arquitectura… se hicieron unas habitaciones, y se hicieron unos bungalows que están frente al mar, modificando unas estructuras existentes.
GLM: ¿Oscar de la Renta tuvo mucho que ver con Bill en esa etapa o Bill tuvo cierta independencia?
AS: Oscar estaba porque le habían pedido que viniera y daba ideas.
GLM: ¿Entonces estuvo primero que Bill Cox?
AS: Creo que al mismo tiempo…
GLM: Cuénteme de esos primeros momentos, ¿Cuál fue la reacción de la gente con el hotel?
AS: Bueno, el Hotel Romana fue un éxito. Toda la gente de la capital viajaba allá por el fin de semana. Porque, ahí empezaron a reunirse los jugadores de polo, se hacían unos bailables con Rafael Solano y Chiquitín Payamps. Había una boite…
GLM:¿Entonces Casa de Campo cómo surge?
AS: Casa de Campo era chiquitica primero. Primero se hizo el campo de tiro, se hizo el campo de golf. Trajeron a Pete Dye que hizo los nueve hoyos del Campo de
Cajuiles. Hicieron eso para que la gente jugara allí. La comida era excepcional, había un cocinero famoso cuyo nombre no recuerdo, pero todo el mundo hablaba de él.
Antes de eso se había hecho la casa de Oscar. Aquello era un monte, no había nada, era desolado totalmente. En esa playita donde está la casa de Oscar con una casita que había al lado era donde iba la gente del Central. No existía Playa Minitas… esa era la playa que había. Esa después fue la casita de Silvia y Teobaldo Rosell, que era el administrador del Central Romana. Después vino la época de los cubanos y empezó a darse mucha actividad social, las reuniones en las casas, las comidas y esas cosas…
GLM:Y usted se encontraba involucrada en ese momento, ¿qué hacía usted allá?
AS: Yo llego con mi marido que fue a construir el campo de tiro y trabajaba en el área de actividades y deportes. Empecé a ayudar porque allí no había nada. Cuando yo llegué aquello era un monte pero había mucha ilusión de hacer cosas. Dominique, cuando tu papá venía de Sudamérica se quedaba en la casa oficial, donde vivía Álvaro Carta. Después se hizo
Casa Grande.
GLM: ¿Casa Grande es posterior a la casa de Oscar de la Renta?
AS: Más o menos igual,1973, 74 algo así. Primero se hizo una casa redonda de cana que era para Enzo Mastrolilli, esa casa ya no está igual…
GLM: ¿Y la casa de Marco Aldaco, la de Montague?
AS: Aaaah ,yo amo esa casa. Yo trabajé con él. Marco Aldaco era un genio!!! Murió hace poco… él hacia las casas con motivos indígenas…
DB: ¿Cuál tú crees que era la motivación de mi padre que obviamente estaba obsesionado con el país y venia cada vez que podía?
AS: Ah no, el entraba en un modo de producción, vamos a hacer esto, vamos a hacer lo otro. Vamos a ver las casas… era como si no le alcanzara el tiempo para todo lo que
quería hacer.
GLM: ¿A qué edad murió él?
DB: 56 años…
AS: También fue una época muy buena pues subían los precios del azúcar. La gente no creía todavía en el turismo!!! El turismo de este país nació ahí, en Casa de Campo.
Un día me dijo: “tenemos que ir a Puerto Plata porque creo que nos están copiando”…
En aquel entonces teníamos un solo station wagon verde para mover los turistas, los pocos que llegaban. Alquilamos luego dos taxis que eran los que había en el pueblo…
DB: Creo que de las cosas que se pueden mencionar, y en eso Claudio Silvestri puede darte información, está la idea de abrir el muelle y permitir el acceso de los cruceros y la mudanza del aeropuerto del centro de Casa de Campo, para crear un aeropuerto afuera del desarrollo. Estos fueron dos pasos importantes!
GLM: ¿Cuál es su casa favorita de Casa de Campo?
AS: La Favorita y en segundo lugar La Palapa, la de Aldaco…
GLM: ¿Y tú Dominique, además de la Favorita?
DB: A mi me gusta mucho la de los Montague, la Palapa… pero estoy pensando que debe ser una de las casas de esa época, porque de las casas nuevas conozco pocas. Estoy segura de que hay casas recientes muy buenas…
AS: La que era de Mastrolilli era bellísima, la hizo Bill. Punta Águila fue el inicio, después de la casa de Oscar se hicieron tres o cuatro casitas, una tenía Rolando Gonzalez Bunster, todas diseñadas por Bill Cox… El concepto original era hacer casitas amuebladas todas iguales –yo las amueblaba- para venderlas amuebladas y trabajaran en conexión con el hotel… luego las primeras 25 casitas que se hicieron, de dos pisos…
GLM: ¿Esas primeras 25 cómo se llamaban?
AS: Golf Villas les decían. Costaban 25 mil dólares totalmente amuebladas. El diseño era de Bill y el diseño interior de Oscar… las telas, todo, lo hacía él. Los muebles de madera los hacía un señor dominicano amigo de Álvaro Carta y Venchín Chez hacía todo lo de ratán. Primero lo hacía Sang Ben. Esos fueron los originales… Françoise la esposa de Oscar hacía los dibujos.
DB: Françoise era una gran pensadora…
AS: Así amueblábamos todo, porque todo había que traerlo de fuera…
DB: Bill tenía un concepto muy claro del trópico y de la grandiosidad. Sus espacios son espacios muy rectangulares muy largos y de techos muy altos, muy frescos para vivir… siempre había un salón grandioso.
AS: Y siempre había persianas venecianas…
DB: Tienes que ir a Favorita, es una casa icónica… Sarah García me dijo hace unos días: “es espectacular porque es natural, no es pretensiosa, no hay otra casa como esta…” y hay unas fotos que salieron en la revista Town and Country del destacado fotógrafo Slim Aarons… que ha hecho varios libros… son unas fotos representativas de Casa de Campo…