… 50 ediciones de AAA!
Como ya se habrá advertido, ésta es una edición especial de AAA. Bueno, en realidad, cada una lo es, pero en este caso, lo es más.
Hemos llegado a publicar 50 ediciones. Se ha hecho un camino, y por nuestra inevitable vocación crítica, nos ha parecido necesario hacer una revisión de lo realizado. Esta revisión ha consistido en una visión múltiple y abierta del material presentado en las cerca de 12,500 páginas entregadas al lector, durante más de 18 años de labor ininterrumpida, en los que hemos tenido la fortuna de ser valorados por nuestros colegas, apoyados por nuestros colaboradores y sostenidos por la industria de la arquitectura dominicana y caribeña. Estos 18 años nos obligan, en primera instancia, a reconocer una deuda de gratitud que sabemos imposible de saldar solo con palabras. De todas maneras, he aquí un avance: mil gracias a todos..
AAA inició como un proyecto familiar, y ha asumido, con el paso del tiempo, una dimensión representativa e ideológica, que supera los límites de lo comercial, o de lo periodístico. Reconocemos el rol que hemos tenido que asumir ante la escasez de medios capaces de mantener viva la cultura del diseño en el Gran Caribe, y lo hacemos con toda la modestia que significa entender la insuficiencia del esfuerzo, ante una realidad de la práctica profesional global cada vez más exigente e ingrata. Este fenómeno del enrarecimiento progresivo de la profesión no es solo resultado de las crisis financieras de los últimos años, y del lastimoso papel injustamente atribuido a los arquitectos en ella, sino que se trata de un formato de actuación cada vez más vulnerado por la redefinición del diseño en las economías dominadas por banqueros, políticos, contables y mercadólogos. La arquitectura se ha convertido en un “producto” más, al servicio del mercado, y un instrumento más, en la dinámica de la manipulación del poder. Siempre lo ha sido, la verdad, pero en otra dimensión, con una toma de consciencia diversa. Los casos ajenos a este modus operandi actual, aquellos en los que la Arquitectura, así con mayúscula, obedece a un propósito de bienestar social, de desarrollo humano o —ingenuos al fin— de elevación del espíritu (como lo fue cuando las catedrales eran construidas de esperanzas), son la excepción.
La revista ha escrutado el panorama regional y continental con la curiosidad más de un niño, que la de un intelectual. Ha sido un proceso en el que la posibilidad de re-conocernos ha sido más valiosa que la de cuestionarnos. La crítica ha sido posterior, resultante de una operación lenta, paulatina, de acumulación y reflexión. Si acaso una pregunta ha sido más importante que saber quiénes somos, ha sido la de quiénes podríamos ser; la visión nace en el pasado, se detiene en el presente, pero se proyecta al futuro. Tal misión es la que nos propulsa a seguir; tal posibilidad es la que nos alimenta y estimula.
Hemos realizado una síntesis práctica de las 50 ediciones, que nos ha servido tanto a nosotros mismos, como —esperamos que así sea— al lector, que podrá encontrar en
ella un itinerario de los temas, proyectos, obras y hechos más significativos abordados en 18 años. El equipo editorial, en particular nuestra laboriosa coeditora, Lorena Tezanos, y nuestra talentosa diseñadora, Chinel Lantigua, produjeron este recuento con total meticulosidad y particular paciencia; el texto analítico que ha escrito Lorena para esta edición constituye un tour de force admirable y enormemente útil, para sintetizar en unas cuantas páginas, 50 ediciones de AAA.
Una vez más, hemos comprobado la dificultad de dibujar con pocos trazos la especificidad de la arquitectura regional. Los aspectos de la producción misma de cada país o territorio, esto es, los aspectos cuantitativos más que cualitativos, tienden a predominar en el análisis inicial; los casos de países con dificultades políticas o económicas actuales, tales como Haití, Cuba, Venezuela, o, en menor medida Puerto Rico, son indicativos del fuerte impacto que opera sobre la arquitectura la situación de la industria del diseño y la construcción de una sociedad. Es ya sabido el hecho de la condición social y material de la arquitectura, bien altamente determinado por la estabilidad y la solvencia de las sociedades que la producen.
Como parte de la reflexión, nos pareció conveniente solicitar a muchos de nuestros colaboradores —muchos de ellos coeditores de determinados números de AAA—, su
parecer crítico sobre el camino recorrido, y sus recomendaciones sobre el transcurso a seguir. El lector sabrá disculpar, esperamos, los halagos y muestras de afecto presentados en los Testimonios que redondean este especial; no ha sido nuestra intención compartir esta muestra inmerecida de apoyo, pero, en fin, después de todo, algo de celebración tiene la fecha.
La edición se completa con un panorama regional de obras y proyectos recientes, de Cuba, Haití, República Dominicana, Puerto Rico y Costa Rica.
Arq. Erwin Cott Creus (27/11/36-19/12/13)
Queremos dedicar esta edición especial a la memoria del Arq. Erwin Cott Creus, fallecido en Santo Domingo hace pocos meses. El Arquitecto Cott realizó sus estudios profesionales en Roma y en París, regresando a Santo Domingo a inicios de los años 60. Se establece junto al Arq. Manuel Salvador Gautier, compañero de aulas en la USD y en la Universitá La Sapienza, Roma, en una de las firmas más exitosas y vanguardistas de la época, Cott y Gautier. Desde esta plataforma realizan infinidad de obras destacadísimas, entre ellas residencias, edificios públicos, instituciones, planes urbanos y proponen un pionero plan para el restauro y conservación de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, pivotal para esta iniciativa que habría de acometerse años más tarde.
Posteriormente a la disolución de esta firma, Cott emprende una práctica privada jalonada por infinidad de obras singularmente importantes. Pero es quizas su legado
más importante, el que aquí hoy celebramos con gratitud: su tesonera y constante labor docente en las aulas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y su entrega a la misión gremial a través de la presidencia de la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana. Cott era una persona ampliamente conocida; dirigió un resonado programa de televisión durante muchos años; escribía frecuentemente en los medios periodísticos; participaba en conferencias, encuentros, en cualquier actividad profesional a la que se le invitara. Fue, en síntesis, un verdadero motor de iniciativas culturales y profesionales.
Más allá de sus constantes muestras de apoyo a AAA, fue un enorme puntal para nuestra práctica profesional, así como para la de infinidad de arquitectos dominicanos,
traspasando las fronteras de las generaciones, procedencias, grupos y afiliaciones estilísticas. Su parsimonia y ecuanimidad contrastaban con la pasión desbordada de sus
actuaciones en la televisión. Quede aquí muestra de gratitud eterna de la Arquitectura Dominicana a este hombre tan especial.
AAA les saluda en la ocasión de su edición AAA050; les agradece sinceramente y les propone un futuro de mayores logros compartidos. ¡Gracias!
Gustavo Luis Moré