El dibujo como arte a mano de los arquitectos contemporáneos
Primera selección
Texto y viñetas / Marcos A. Blonda
Se cuenta que Leon Battista Alberti no solía construir sus edificios, sino que los dejaba al cuidado del maestro Matteo de’ Pasti. Él prefería dedicarse a una actividad intelectual, especulativa y creativa que los italianos denominaban disegno; esta palabra designa a la vez la actividad de diseñar y el acto de dibujar; en italiano diseño y dibujo se designan con la misma palabra. En el siglo XVI los mismos italianos diferenciaban disegno de colorito siendo este último un concepto usado por los artistas venecianos para designar la maestría en la aplicación del color en las pinturas. El debate acerca de la importancia de una u otra actividad marcó mucha de la discusión acerca del arte durante el Renacimiento y enfrentó a los artistas florentinos, partidarios del disegno a los venecianos que abogaban por el colorito. Giorgio Vasari, enorme florentino, sostenía que el dibujo (disegno) era el origen de todas las artes, principalmente de la pintura, la escultura y la arquitectura.
Es innegable, aún en estos tiempos de representaciones digitales, lo imprescindible del dibujo en la arquitectura. En el primer título, de los que componen el largo canon de la profesión, Marco Vitruvio Polión señalaba la importancia de este arte para poder llevar a cabo el hecho tectónico. La descripción que da Vitruvio es comprensiblemente moderna para los estándares actuales.
La Edad Media, con la poca consideración aparente de la arquitectura, considerada un ars mechanica -un oficio- nos ha legado el magnífico cuaderno de Villard de Honnecourt quien recogió de manera gráfica y con poco texto muchos aspectos del ejercicio de la arquitectura durante la Baja Edad Media.
El crítico de arte John Berger ha escrito un magnífico libro sobre el dibujo en el que consigna que: ¨Para el artista dibujar es descubrir.¨ Berger concede vital importancia al acto de mirar y dice algo muy revelador acerca del dibujo como documento y que a nosotros ha de servirnos para los propósitos de este ensayo, que es discurrir sobre el dibujo de los arquitectos en general y sobre el dibujo particularísimo de los arquitectos que reseñamos en esta edición AAA078. La cita de Berger dice:
Un dibujo es un documento autobiográfico que da cuenta del descubrimiento de un suceso, ya sea visto, recordado o imaginado (Berger:2011,8).
La afirmación anterior abre un campo fértil a la especulación intelectual y al proceso mismo de formación del artista porque el dibujo, como instrumento es una herramienta de representación de la realidad a partir de la mímesis, pero es también una herramienta introspectiva que dice más del artista que de lo representado. Para Berger el dibujo posee una dimensión íntima, privada que sólo se conecta con las propias necesidades del que crea la obra (Berger:2011,8).
Todas las consideraciones que puedan hacerse sobre el dibujo como ¨arte del dibujo¨ propiamente dicho serían de tipo general frente a la categoría del dibujo como instrumento del arquitecto o la arquitecta. Desde el inicio de la formación profesional el dibujo como instrumento para representar la realidad o las ideas, está siempre presente. Una avasalladora mayoría de los planes de estudio a nivel mundial así lo confirma y todos los que nos hemos formado en las escuelas de arquitectura hemos revisado la producción gráfica de los maestros que nos ha tocado estudiar en los libros y las aulas. Los expresivos dibujos de Aldo Rossi -que algunos críticos califican como pintura metafísica (Urbina et alt.: 2018,4)-, las axonométricas de John Hedjuk o los sketches libres de Frank Gehry se convirtieron en parte integral de nuestro universo visual. Tempranamente admiramos las secciones fugadas de Paul Rudolph, las oníricas e inquietantes versiones de Lebbeus Woods o las acabadas perspectivas de Helmut Jacoby, quizás uno de los más importantes dibujantes de presentación desde la década de 1960 en adelante. Muchos, muchos más arquitectos nos asombraban desde la destreza y sensibilidad de su arte.
Cuando se aborda un proyecto el dibujo está presente desde la idea primera hasta los planos terminados; sin embargo, para los fines de este ensayo, el dibujo técnico -presente en los documentos finales- no reviste una importancia particular; preferimos ocuparnos de esa exploración personal, intelectual, si se quiere espiritual que es el disegno en el sentido estricto de la palabra.
Dibujar es un ejercicio espacial que involucra todos los sentidos; al dibujarse produce todo un proceso de sensaciones que implica múltiples percepciones de lo dibujado (Pallasmaa: 2014, 99). En pocas palabras, al dibujar se está ¨ahí y ahora¨ en lo que se dibuja. Juhanni Pallasmaa lo expresa de la siguiente manera:
Al dibujar un espacio imaginado o un objeto que se está diseñando, la mano colabora directa y delicadamente con la imaginería mental e interacciona con ella. La imagen aparece simultáneamente con una imagen interna mental y el boceto con la mano como mediadora. Resulta imposible saber qué aparece primero, la línea en el papel, el pensamiento o la conciencia de una intención (Pallasmaa: 2014, 101).
Se puede deducir, de la cita anterior de Pallasmaa, que la conexión mente-mano actúa más allá de un nivel mecánico o instrumental para referirse de manera más profunda a una unidad actuante a varios niveles de la mente que materializa su acción en el dibujo. Los varios niveles nos remiten a lo ¨visto, recordado o imaginado¨ que refiere Berger.
La propuesta arquitectónica local en la República Dominicana ha tenido grandes dibujantes, tanto al nivel de bocetos de diseño como de dibujos de presentación, sin embargo, lamentablemente las publicaciones locales acerca del dibujo de los arquitectos no son abundantes por no decir inexistentes; sólo algunas monografías recogen de manera puntual la propuesta gráfica de algunos pioneros modernos como es el caso del libro Trazos sobre el mar dedicado a Guillermo González. Algunas publicaciones sueltas recogen trabajos exhibidos en conmemoraciones (bienales, exposiciones o artículos). Queda como tarea pendiente una obra que recoja los trabajos de importantes practicantes del dibujo de arquitectura como Felipe Goico, Simón López o Manuel del Orbe, excelentes acuarelistas en su momento.
Esta edición 078 de AAA quiere dedicar este espacio a la propuesta de algunos diseñadores dominicanos que son practicantes del dibujo a mano, que lo conciben como parte integral de su praxis y que lo practican con una maestría que procede de un ejercicio constante que es racional, pero a la vez del espíritu. Evitamos aqui el sobresaliente trabajo de la actual generación de dibujantes digitales, algunos verdaderamente geniales, que son capaces de trascender su hiperealismo inmobiliario para destacar las bondades más íntimas del proyecto como propuesta de disegno.
Nuestra muestra abre con Marcelo Alburquerque quien no sólo practica el dibujo, sino que lo cultiva. Se trata en su caso de una propuesta plástica dotada de una espontaneidad sincera, de una calidez que comunica una energía latente y una tropicalidad presente en lo cromático. El trazo enérgico no deja de ser sumamente libre y, a pesar de que desde los bocetos iniciales los trabajos de Alburquerque muestran una propuesta de detalles, nunca se trata de dibujos constreñidos por estos atisbos de decisiones constructivas. Sus bocetos poseen el poder de un arquitecto capaz de visualizar desde el principio sus diseños como arquitectura construida, evidentemente una virtud de este creador. Su serie de bocetos sobre su personaje Eva la Culebra ha creado multitud de seguidores de las redes, con ese cinismo tan suyo y tan inteligente.
La mesa de dibujo es el lugar del arquitecto que pule su oficio de la misma manera que los orfebres lo logran trabajando una pieza de precisa factura. La propuesta gráfica de Ricardo Almeyda posee la cualidad del dibujo de taller. Preciso, equilibrado, sobrio en los colores y adecuado en la composición. Se trata de dibujos que proceden de una mano acostumbrada a horas de práctica que en el trazo denotan atención y cierto deleite en la ejecución.
Rafael Álvarez es un arquitecto cosmopolita cuya práctica siempre nos sorprende agradablemente por lo variado y acabado de sus diseños. Álvarez siempre ha sido un dibujante de una fuerza expresiva inusitada. En las oficinas de AAA tenemos, en un lugar de importancia, el cartel que se produjo con motivo de la demolición criminal del Hotel Jaragua. Un dibujo en blanco y negro de poderosa factura y que representa al demolido hotel constituye el elemento central del afiche. Álvarez emigra a los Estados Unidos donde se arraiga y se inserta en una práctica de altísima calidad con importantes comisiones en varios continentes. Los trabajos que presentamos, dibujos de interiores, acusan la fuerza expresiva del artista. Al ser dibujos de espacios internos favorecen un punto de fuga que, en el caso de Álvarez dista de ser una limitante, sino una guía para una poética de la propuesta gráfica que se constituye en un eje de fuerza de esta. Los colores, sobrios y atenuados, concuerdan con las características de los elegantes espacios diseñados por Álvarez en cada uno de sus proyectos. Se trata de piezas elaboradas por un artista sensible que sabe combinar lo vistoso con un tono moderado y sobrio. Su trabajo, incluso sus documentos ejecutivos, son realizados absolutamente a mano, sin participación de medios digitales.
Si se fuera a trazar una línea de continuidad en la arquitectura dominicana que pasara de un siglo a otro tendría un nombre: Pedro José Borrell Bentz; es de justicia decirlo así porque Cucho, como se le conoce, es uno de los arquitectos fundamentales del quehacer profesional dominicano. Arquitecto, dibujante, fotógrafo, desde niño su pasión por el dibujo lo fue orientando hacia las aulas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo donde forma parte de la primera promoción de arquitectos dominicanos (el título anterior era Ingeniero Arquitecto). Cucho fue siempre un gran dibujante que supo acoger las influencias externas en la manera de dibujar de las décadas de los 60 y 70 que se veían en las escasas revistas que llegaban al país y lograr una propuesta de profunda trascendencia local. Su dilatada carrera de más de cinco décadas muestra una evolución de la propuesta gráfica que mantiene una profunda fuerza expresiva.
Sergio Escarfullery traduce en sus dibujos la atmósfera que debe comunicar a los proyectos de arquitectura turística, renglón en el que se ha convertido en una de las figuras más destacadas del ámbito local y del Caribe. Sergio explora el color, la plástica insular que alterna mar, tierra y cielo. Los colores del Caribe no son un cliché en los dibujos de este autor, que conserva un ámbito amplio de libertad personal en propuestas que vienen condicionadas muchas veces, no todas, por los requerimientos de las cadenas hoteleras que ordenan los proyectos.
George Latour Heinsen es un arquitecto que residió en Italia durante más de 20 años. Sus dibujos están marcados por la presencia constante del arte y la arquitectura italiana. Se trata de dibujos de precisa factura característica de un arquitecto que combina el ejercicio y la academia en un entorno que influye sobre la acción profesional como lo es el entorno italiano. Tienen la marca de una manera de hacer que es envidiable. Poseen una precisión admirable. Se trata de elaboraciones gráficas precisas que proceden de lo visto. Ojo y mano actúan en una combinación regida por una mente que sabe ver.
Si me pidieran una expresión para nombrar los dibujos de Antonio León González sería precisión divertida. En sus dibujos se nota que la ejecución fue un momento alegre. Este arquitecto y artista mezcla los requerimientos materiales con el vuelo conceptual. Maneja el lápiz y el papel a la vez que el medio digital. Sus dibujos parecen situados al mismo tiempo en lo análogo y lo digital y de esa manera nos dan lo mejor de dos mundos.
Milán Lora posee la dicha de haber trabajado con un pintor de la talla de José Vela Zanetti. La experiencia lo marcó, le imprimió el sello de la dedicación al arte y el deseo de llevar más lejos cada vez el designio del destino creador. Es el único dibujante invitado que no nos trae una muestra arquitectónica. Se trata de paisajes de poética terminación que denotan esa conexión intrínseca entre mano, ojo y mente. El dibujo en Milán Lora no es una actividad sino una suerte de segunda naturaleza. Cultor del disegno podría decirse en términos clásicos. Sus acuarelas de paisajes que mostramos aquí estarán expuestas en Casa de Teatro a partir del 7 de julio. Se trata de un recordatorio de que la arquitectura ocurre con la mano de los humanos sobre la naturaleza.
Más de una vez les he repetido a mis estudiantes una frase que le escuché decir a Gustavo Luís Moré en una de las múltiples conversaciones que hemos sostenido a lo largo de muchos años: ¨la arquitectura es una constante meditación sobre la cultura humana…¨ La cita viene a cuento porque hay, en estos dibujos, una suerte de parentesco entre lo contemporáneo y el pasado, entre lo clásico y lo moderno, entre el ayer y el hoy que nos hace pensar en los beneficios de una educación clásica para todo aquel que emprenda el camino de la arquitectura. La muestra de Moré en lo personal me es muy cara pues me lleva de nuevo a mi época formativa, cuando el asombro ante la presencia del pasado en la arquitectura dominicana se transformó en curiosidad literaria y teórica que me guió hacia un camino crítico que aún transito hoy día.
Miguel Risk trabajó, siendo estudiante, en el taller de Manolito Baquero y luego en el taller de Miguel Vila. Sus dibujos presentados aquí denotan la gracia de su talento personal y de la marca de su formación a la sombra primera de estos dos maestros. Dejados atrás los años formativos su mestiere se asienta con tonos discretos y sosegada factura. Su propuesta es equilibrada, sobria, con la gracia que poseen las obras pequeñas y bien logradas, como un hallazgo de algo hermoso que destaca en un jardín equilibrado.
Vista la presente muestra, retomamos el principio para hacer un círculo que cierre la disquisición sobre el dibujo. No importan las tecnologías, el realismo fotográfico de las aplicaciones disponibles ni los algoritmos que desnudan las preferencias de los que recorremos asombrados las redes sociales. Hoy todavía nos ocupamos del disegno y, al igual que Vasari lo reconocemos como el origen de todas las artes y de manera especial de la arquitectura.
Referencias
– Berger, John, Jim Savage, and Pilar Vázquez. Sobre el dibujo. Barcelona: Gustavo Gili, 2011.
– Moré G. Trazos en el mar: Guillermo Gonzalez arquitecto de la modernidad dominicana. Edición del Banco Popular y Archivos de Arquitectura Antillana, 2016.
– Pallasmaa, Juhani. La mano que piensa: sabiduría existencial y corporal en la arquitectura. Barcelona: Gustavo Gili, 2012.
– Urbina, Bellorín. “Analysis of the relation between drawing and painting of two legends.” Situarte 13.23 (2018).